octubre 02, 2012

Fuckbuddy

Estos días está por la ciudad, por motivos estrictamente laborales, un viejo fuckbuddy mío al cual los años no solo no le han restado atractivo, sino que le han ido haciendo cada vez más interesante.

Detesto, por motivos de pura cacofonía, el neologismo "follamigo" y en su lugar utilizo la versión inglesa fuckbuddy, que significa exactamente lo mismo pero suena mejor. La definición estándar de la palabra es "persona con la que se mantienen de foma esporádica relaciones sexuales, con el acuerdo implícito de que ambas partes no quieren ir más allá". Yo no estoy totalmente de acuerdo con esa definición: según ella parece que pesa más la parte fuck- que la -buddy. A mi me gusta más pensar en ello como una relación más equilibrada.

Me encantan los fuckbuddies. Oh, si: qué terribles somos los maricones. Super promiscuos todos. Unos degenerados y unos viciosos que solo pensamos en sexo. Hale, a rasgarse las vestiduras todos. Y ahora, ¿podemos hablar un rato como adultos?

El sexo está muy bien y es muy divertido. El que uno pueda estar en un lugar perfectamente inocente, acercarse un momento al baño a mear, cruzar sin proponérselo un par de miradas con un chaval que está al lado y cinco minutos más tarde estar los dos semidesnudos en un váter zarrapastroso teniendo orgasmos sin cruzar ni una sola palabra es algo que aún hoy en día me sigue pareciendo prodigioso. ¡La cantidad de energía sexual que hay por ahí suelta si uno sabe verla! Estos estallidos tienen su función y están muy bien a su manera.

Al otro lado de espectro está el sexo íntimo, sensual, lento y amoroso que se disfruta en pareja, con una persona cuyo cuerpo conoces tan bien como el tuyo propio y con la que más que follar te unes casi místicamente. Resulta que los curas, cuando hablan de este sexo matrimonial, aciertan por completo, yo creo que de pura chiripa y sin tener ni puñetera idea de lo que hablan. No hay nada mejor que una tarde de domingo de caricias y sexo y conversación confiada con la persona a la que amas.



Pero entre los dos extremos hay un amplio espacio que me da la sensación que poca gente explora, o que al menos pocos dicen explorar. Se trata la posiblidad de compartir algo de intimidad y algo de contacto físico con personas a las que aprecias y quieres como amigos. La idea de que puedes tener uno o varios amigos con los que hablar, salir a cenar, compartir chistes, confidencias, dudas y penas, ir al cine, practicar deporte, aconsejar y dejarte aconsejar, y de vez en cuando manifestar vuestro cariño mutuo dándoos un revolconcete, y que esta relación se prolongue a lo largo de los años, me parece simplemente estupenda: hay muchas formas de manifestar el cariño, y no veo por qué el sexo no pueda ser una de ellas. El haber estado desnudo junto a una persona puede crear un vínculo de intimidad y confianza muy especial.

Vale, de acuerdo, reconozco que el estado de fuckbuddy  tiende a ser inestable y que en la mayoría de las veces suele derivar rápidamente hacia algo más (noviazgo) o algo menos (si te he visto no me acuerdo).  El fuckbuddismo (religión que acabo de inventarme) no está exento de emociones indeseables como celos y envidias, y salvo en contados casos está mal visto, mal entendido y suele interferir muy negativamente en la vida de pareja. En mi experiencia, los fuckbuddies que funcionan mejor son aquellos que viven a distancia y se ven muy de cuando en cuando: una relación muy en plan amigos de la mili, con duchas juntos incluida. Los mejores fuckbuddies son los que son más buddies que fucks, y al igual que ocurre con los buenos amigos a secas, solo se pueden tener unos pocos elegidos a lo largo de una vida. 


Esto es lo que me ocurre con el fuckbuddy que visita Santander estos días. Por motivos muy diversos de la vida, él y yo ya no follamos; de hecho, apenas nos vemos (como mucho una vez cada dos o tres años), pero conservamos una amistad que es muy valiosa para mi. Quiero mucho a mi fuckbuddy. Es un tío genial, estoy contento de haberle conocido y por la confianza que deposita en mi. Uuuuuh, al infierno que voy. 


6 comentarios:

Eleuterio dijo...

Absolutamente de acuerdo contigo. Hay que separar "fidelidad" de "monogamia" porque sexo y amor se intersectan pero no en todo el campo.

Me gustaría tener un fuckbuddy, o , en su defecto, conocer gente con la cual tener una relación de amistad buena con derecho a roce.

Buena descripción.

MM de planetamurciano dijo...

Yo nunca he sido capaz de mantener un fuckbuddy , por varias razones.
La primera por el aburrimiento; cuando era promiscuo ( quién me ha visto y quién me ve) por mucho que me gustara un tío, si la cosa no iba a más, terminaba siempre aburriéndome, y es que pa mí la promiscuidad molaba por la novedad de ver lo que te encuentras.

La segunda razón,por salud mental. Con los únicos follamigos que me enganché, fueron los más tóxicos y japutas, así que tarde o temprano, acababa dejándolo.
Total, que fuckbuddy en mi vida, poquitos.

Mocho dijo...

Huyyyy, como te lea Botiiii, te echa del COGAM pero ya.

Los facbadis al final tienden a ser sólo badis, creo que es ley de vida.

Has definido muy bien el término porque creo que hay mucha confusión en utilizar el término follamigo: la mayoría del mariconismo lo usa para polvos recurrentes (lo que se viene llamando TIRAR DE AGENDA -Booty call en inglés-) y no es sólo eso.

Sufur dijo...

Estoy con Mocho. Creo que con el tiempo los fuckbuddies que permanecen son los que cada vez son más amigos y menos folla. Al final el sexo desaparece pero queda un algo especial que no se muy bien cómo definir. Es lo que me pasa con el chico que ha motivado esta entrada.

Mocho dijo...

Otra de las ventajas de decir fuckbuddy es que pronunciándolo te imaginas a un tío bueno, impresionante, que derrocha sexualidad y con el que vas a echar el polvo de tu vida.

Follamigo suena a chico sosito lleno de granos con el que a lo más que llegas es a unas pajillas debajo de la mesa mientras te tomas el bocadillo de fuagrás en el descanso de hacer los deberes del cole.

Sufur dijo...

Precisely!

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